La región de Occitanie es un gran lugar para cultivar vino y la zona de Carcasona no es una excepción, con muchas variedades de uva excelentes.
El cultivo de la vid en la región de Limoux es muy antiguo. Se menciona en los escritos del historiador romano Tito Livio, escritos en el siglo I d.C. También es prestigiosa, ya que fue en Limoux donde los monjes benedictinos de la abadía de Saint-Hilaire descubrieron en 1544 el principio de la fermentación secundaria en botella, que permitió dominar la producción de vinos espumosos. Históricamente, la Blanquette de Limoux fue el primer vino burbujeante del mundo, precediendo en casi un siglo a la aparición de los primeros champagnes, que se produjeron más recientemente. Los viñedos de Limoux, que cubren las laderas de los valles del Aude y sus afluentes desde el siglo XIX, cuentan ahora con cinco denominaciones de origen, dos de las cuales fueron de las primeras en recibir este reconocimiento en Francia:
Los vinos de la ciudad de Carcasona reúnen a viticultores apasionados y exigentes. Sus vinos, procedentes de un terruño excepcional en el corazón del Languedoc y alrededor de la Ciudad Medieval de Carcasona , tienen la particularidad de beneficiarse de la doble influencia de 2 vientos: el marino y el Cers. Esta armonía nos permite elaborar vinos típicos de este terruño.
Viento del Este, viento del Oeste, tal es la característica climática de este terruño occidental, sometido a las influencias mediterráneas. Más que sus características individuales, es la mayoría de las veces, gracias a la mezcla de las variedades de uva de la denominación, que los vinos de Cabardès consiguen revelar toda su finura, su elegancia y su complejidad. Todo el mérito es de los viticultores que expresan en sus vinos la calidad del terruño que los sustenta, revelando los aromas de este extraordinario jardín salvaje que rodea las viñas.
Plus un mariage de passion que de raison, la truffe, pur trésor, objet de tous les désirs s’offre même par une trace aromatique dans les grands vins du Cabardès. Des vins de caractère, élégants et racés, déployant généreusement leur richesse sensorielle.
Una tierra donde la vid está cerca del cielo, que va desde la orilla del mar hasta las puertas de Carcasona. Esta tierra meridional, barrida por los vientos del mar, hecha de roca y luz, a veces austera y misteriosa, da lugar a grandes vinos. Esta región se divide en once terruños, cada uno de ellos tan variado como los demás, tanto en lo que respecta a los paisajes como a las personas que los habitan. Forma un verdadero caleidoscopio donde el pasado parece dibujar el futuro, dotando a sus vinos de un carácter probado, portador de su historia y deliberadamente moderno. Una tierra donde el Cariñena es el rey, haciendo rodar la «r» bajo la atenta mirada de las fortalezas de Quéribus y Peyrepertuse, garantes de la autenticidad y de la firma del fruto del trabajo de este mundo vitivinícola. Los vinos de Corbières nos hablan de los hombres, de una vida, de una tierra con el acento de las garrigas, llena de sensaciones, de emoción y de tentación….
El cru de Minervois está bordeado por el Canal del Midi y la Montagne Noire, que se extiende desde las alturas de Carcasona. El clima mediterráneo dominante con influencia oceánica hace de esta zona de denominación un terruño privilegiado donde se combinan la memoria de un país y la historia de sus vinos. Los vinos tintos despliegan todo su encanto a través de la presencia de la voluptuosa Syrah y la cálida Garnacha, con la Carignan y la Mourvèdre templando su ardor. La combinación da a los distintos vinos potencia, complejidad y frescura. Los vinos blancos y rosados, llenos de encanto y alegría, seducen a nuestro paladar con su frescura, su riqueza aromática y su perfecto equilibrio. Hay grandeza en este terruño, hay que escuchar a estos hombres y mujeres hablar, contar sus historias, dejarnos entrever los secretos de una alquimia misteriosa, los gestos de su pasión. Detrás de la técnica, nos ofrecen compartir lo mejor de ellos.
Entre el Atlántico y el Mediterráneo, el viñedo de Malepère adquirió sus cartas de nobleza a finales de 2006 con la clasificación como DOP. El reconocimiento de un terruño y de la labor de los viticultores, que llevan décadas trabajando para ponerlo en valor. La fuerza del Atlántico y el encanto del Mediterráneo, una combinación de flexibilidad y fuerza, conforman la singularidad de los vinos de este terruño, descrito como «el otro Languedoc». Gracias a su clima original y a la diversidad de sus suelos, la Malepère es una tierra de acogida para las variedades de uva. La garnacha coquetea con el Merlot, el Cinsault corteja al Cabernet Franc, mientras que el Malbec halaga al Cabernet Sauvignon. Una tierra por descubrir, viticultores por conocer, vinos por degustar
Carcasona le ofrece una selección de bodegas de calidad para encontrar selecciones de vinos de la zona y más.
